Durante los últimos años se han desarrollado nuevas tendencias que han formado grandes empresas, entre ellas podemos señalar los modelos ‘(X) as a services’ o ‘(X)aaS’.
Estos modelos consisten en la creación de una solución a un problema que, en vez de darse en formato físico, se da a través de un formato de servicio productivizado a través de la tecnología (ya sea un software, una plataforma, o una infraestructura).
Sigue leyendo para conocer qué significa y cómo se diferencian estas metodologías.
En la actualidad, cuando las personas contratan un hosting, un VPS, o almacenamiento en la nube. Radica en contratar la infraestructura de un hardware a un tercero por un alquiler o una cuota mensual, trimestral, semestral, o anual. Esto incluye, pero no se limita, a la memoria ROM, al procesador, y a la memoria RAM.
Los IaaS vienen también en forma de servicios de virtualización, como un sistema de copia de seguridad automático, balanceadores de carga, máquinas virtuales, o cortafuegos. Un ejemplo claro de éstos son Amazon Web Services, Microsoft Azure, o el servicio de Apple en la nube.
Cualquier nicho puede tener una plataforma especializada como un servicio.
Pueden ser bases de datos, middleware, herramientas de desarrollo, inteligencia empresarial, etc. Sin embargo, a diferencia del IaaS, es aconsejable para las personas que solo quieren implementar y administrar sus PaaS. Esto quiere decir que no debes actualizar los sistemas operativos o el hardware (RAM, ROM, CPU, procesadores, y más) del producto. Tus responsabilidades y gastos son menores.
Ahora bien, el término puede ser fácil de confundir, ya que suele ser asociado a un programa. Por ello es importante aclarar que una ‘plataforma’ es un ‘software’ que permite desarrollar aplicaciones. Entre los mejores ejemplos tenemos a Google App Engine, por el cual las personas son capaces de publicar apps web en línea, de tal forma que el cliente solo necesita enfocarse en las funciones del programa y no de los requerimientos o las exigencias de su ordenador.
Permite alojar diversos recursos (sobre todo cuando hablamos de información) de una empresa o una persona en servidores externos. Este individuo o esta organización lo único que debe hacer es pagar una cuota mensual para emplearlo.
El aspecto positivo es que cualquier persona podrá acceder desde toda clase de dispositivo sin importar el lugar donde se encuentre y sin necesidad de una instalación. Por lo general, estos softwares están en la nube, es decir, utilizan un IaaS para su implementación.
Un buen ejemplo de este modelo de negocio es Microsoft Office 365, donde se encuentran diversas herramientas —Word, Excel, Access, PowerPoint— y puedes acceder a ellas desde cualquier dispositivo.
Son softwares, pero a diferencia del Office normal, no debes preocuparte por tener una buena RAM, almacenamiento suficiente en tu PC, mantenerlo actualizado, etc. Solo debes tener un ordenador capaz de utilizar un navegador y acceso a internet.
La diferencia entre estos modelos es clara. En especial porque una PaaS y un SaaS dependen de una IaaS para operar, siendo esta la más importante. Fuera de esto, los rasgos que más diferencian estas herramientas radican en el soporte y el mantenimiento.
De todos los procesos que puede tener estos modelos de negocio, el más importantes a dominar es la captación de nuevos clientes.
Para captarlos se necesitan sistemas que de forma predecible y escalable nos puedan conseguir nuevos clientes potenciales y esto es algo que debe ser hecho por manos expertas si se quiere alcanzar grandes resultados en poco tiempo.
En Bastida&Farina somos una agencia de generación de leads con muchos años de experiencia donde solo pagas por lead cualificado te generemos, e implementamos nuestro sistema en tu empresa en días para empezar a generar ventas. Agenda aquí una llamada con nuestro equipo.
Agenda una llamada con nosotros para valorar tu caso y ver si te podemos ayudar.
Confiamos tanto en nuestro sistema que, si tras la llamada sientes que has perdido el tiempo, te pagamos tu coste por hora de nuestro propio bolsillo.
Tienes mucho que ganar y (literalmente) nada que perder.
¿Hablamos?